Las especies que componen la familia de los bóvidos, forman un grupo sumamente diverso. Entre sus miembros se incluyen el ganado vacuno (salvaje y doméstico) y sus parientes inmediatos (como el bisonte); las ovejas y cabras, y sus parientes (como el rebeco); y los antílopes (como el impala), término general para los bóvidos con extremidades largas y delgadas. La mayor variedad de bóvidos se encuentra en África, donde cada especie ocupa un nicho ligeramente diferente.
Si bien los bóvidos exhiben una amplia gama de formas corporales –desde las gacelas graciosas y elegantes, hasta el búfalo, robusto y macizo- todas las especies presentan cuernos no ramificados, compuestos por una funda de queratina que rodea un núcleo óseo. A diferencia de las cornamentas de los ciervos, los cuernos nunca se caen y en la mayoría de las especies están presentes en machos y hembras. Éstos pueden ser rectos, curvos o en espiral; volteados, ondeados o lisos; cortos o largos, pero todos tienen puntas agudas.
Estos mamíferos tienen pezuñas divididas («hendidas»); el peso del animal descansa en los dos dedos centrales de cada pie (también poseen por lo general un par de dedos laterales pequeños).
Dado que a menudo son cazados por depredadores de menor tamaño, tienen ojos grandes que miran hacia los lados (para lograr una visión completa a su alrededor); largas orejas móviles, y un agudo sentido del olfato.
Poseen un estómago de 4 cámaras, como todos los rumiantes. Consiguen su alimento gracias a una lengua hábil y larga. El alimento es triturado entre los incisivos inferiores y un cojín sin dientes en la mandíbula superior.
El antílope caballo o ruano presenta un pelaje de rojo a marrón, con la parte inferior blanca y negra. Los individuos de ambos sexos tienen cuernos curvados hacia arriba y hacia atrás, relativamente cortos en relación a su tamaño corporal (menos de 1 m). Presentan unas marcas faciales de color negro o marrón oscuro y blanco. En la parte superior del cuello, tienen una crin erecta y oscura y una pequeña barba en la garganta. Tienen un gran penacho de pelo en las orejas.
Los antílopes ruanos son los más grandes de esta familia, midiendo 130-160 cm de largo, 140-160 dm de altura, con un peso de entre 225 y 300 kg. La longitud de su cola es de 60-70 cm. Los machos son algo más grandes que las hembras.
Es el más abundante y representativo de la familia de los bóvidos, y también la especie que más se parece a un caballo, como su nombre indica, debido a la corta crin que adorna su cuello y espalda. Es un antílope mediano, similar al antílope sable, que habita las sabanas espinosas y zonas ligeramente boscosas, donde puede esconderse entre la vegetación en caso de peligro. Se encuentra en África Subsahariana, desde las sabanas de Camerún hasta las praderas del África meridional.
Es uno de los más bellos antílopes, y también de los más agresivos.
Sobreviven gracias al pasto que crece pobremente en las regiones en las que habita, y necesitan beber entre 2 y 3 veces al día, por lo que nunca se alejan más de 4 km del punto de agua más cercano.
Los rebaños están compuestos por 12 a 15 hembras con sus crías, más un macho dominante, o machos solteros más jóvenes. Tienen una fuerte jerarquía social, y tanto las hembras como los machos, luchan entre sí por conseguir su puesto. Luchan de rodillas y usando los cuernos.
Se muestran más activos por la mañana y por la tarde. Los antílopes ruanos son bastante descuidados, huyendo de un peligro pero rápidamente deteniéndose y volviéndose para mirarlo. Pueden alcanzar velocidades de hasta 57 km/h durante distancias considerables. Si se sienten acorralados, estos antílopes son formidables oponentes, utilizando sus cuernos con gran habilidad.
Se alimentan de hierbas altas y raramente de hojas. Evitan las zonas con altas concentraciones de herbívoros de pasto corto, por ejemplo, impalas, ñus y cebras.
Sus principales enemigos son los leones, leopardos, hienas manchadas y licaones, que se alimentan principalmente de las crías, aunque los leones cazan en ocasiones también ejemplares adultos.
No parece que exista una época fija de cría. Tras unos 280 días de gestación, las hembras se separan de su grupo para dar a luz y se mantienen con sus crías durante unos 5 días. A las tres semanas, las hembras ya se muestran receptivas, pudiendo tener una cría cada 10 meses. Al volver con la manada, la cría seguirá escondiéndose durante unas 5 semanas más, tras las que se unirá a una «guardería» con los demás jóvenes, sólo regresando con sus madres para amamantar. Las crías son destetadas entre los 4 y 6 meses de edad, alcanzando la madurez sexual a los 2,5 o 3 años. Se les estima una longevidad de unos 17 años.
Actualmente es la especie más abundante y constituye un trofeo habitual para los turistas cazadores.