- Filo: Chordata
- Clase: Reptilia
Los gecos y los lagartos serpiente son lagartijas pequeñas, vocales y por lo general nocturnas. Algunas son ágiles escaladoras, capaces de encontrar alimento en superficies lisas, verticales o invertidas, incluidos troncos de árbol, superficies de roca, muros y techos.
Los gecos son lagartijas cosmopolitas, que se encuentran en la mayoría de los países tropicales y subtropicales y en muchas islas oceánicas. Este grupo también incluye dos tipos de lagartijas sin piernas que sólo se encuentran en Australasia.
El geco africano de cola gruesa está distribuido por el noroeste de África, de Senegal al norte de Camerún, donde habita en las sabanas, en las laderas rocosas o en las riberas de los ríos, escondiéndose durante el día en madrigueras, y alimentándose activamente de insectos durante la noche. Estiva durante las temporadas secas.
El nombre de esta especie le viene dado por el tamaño de la cola, muy gruesa respecto a los lagartos típicos. La cola, además de sistema defensivo (pueden separarla del cuerpo si se ven atacados por algún depredador, como medida de distracción que les permita huir), la utilizan como un órgano para almacenar alimento. Les sirve como reservorio de grasa para poder soportar con facilidad las duras condiciones ambientales de las zonas donde viven. Cuando el animal está bien alimentado, su cola se engrosa.
La cola posee escamas caudales dispuestas en espirales. Su cola se desprende con gran facilidad, y aunque se regenera con igual rapidez, las colas regeneradas difieren de las originales tanto en la forma como en el color. Con gran frecuencia las colas regeneradas de los gecos de cola gruesa presentan una configuración bulbosa o en forma de nabo, poseen una escamación irregular y son de un color más pálido.
Esta especie también recibe el nombre de «gecko de dos cabezas». Se utiliza esta denominación porque, cuando se sienten amenazados, mueven la cola para distraer la atención de los posibles depredadores, y ésta se parece mucho a la cabeza por su forma y grosor.
Esta lagartija de hábitos terrestres, tiene el cuerpo rechoncho, sobre el que presenta numerosos tubérculos, pero la piel tiene un tacto similar a la del terciopelo. El color del cuerpo es marrón más o menos oscuro (muy variable según los ejemplares, siendo algunos casi negros y otros color arena o anaranjado), con bandas transversales más oscuras. Muestran una coloración de tonalidades más brillantes y dibujos más realzados cuando son jóvenes, pero los adultos conservan igualmente el diseño de bandas. Un ejemplar de coloración nada común del geco de cola gruesa posee una ancha raya blanca medio dorsal en la cabeza y el cuerpo.
La cabeza es relativamente grande, ancha y plana, del mismo color del cuerpo. Los machos tienen una protuberancia en la base de la cola. Sus ojos son oscuros, grandes, con pupilas verticales y párpados que le permiten protegerlos contra el polvo y otros factores externos.
Los gecos se han difundido con éxito, en parte porque sus huevos son resistentes, de cáscara dura y pegajosa, para poder adherirse a los árboles caídos y desechos a la deriva. Ponen los huevos en pares. Con frecuencia las hembras los dejan bajo alguna corteza de árbol suelta, en la grieta de una roca o en madrigueras en la arena o en el suelo. Muchas hembras pueden utilizar un nido común, el cual puede contener varias docenas de huevos en proceso de incubación, así como restos de huevos eclosionados. Demuestran dependencia de la determinación del sexo según la temperatura; los machos nacen a temperaturas altas (sobre los 31 grados) y las hembras a temperaturas inferiores.
Es un animal tímido con un promedio de vida de 25 años aproximadamente. Alcanza una longitud de 15 a 25 cm. como máximo.
Estos geckos presentan algunas diferencias morfológicas respecto a los geckos típicos, como que tienen párpados móviles y no poseen las almohadillas adhesivas que les sirven para trepar, lo que los hace de alguna manera más torpes y les obliga a merodear sobre todo por el suelo.
Producen un grupo de sonidos que utilizan para atraer a las hembras o para defender su territorio. La vocalización es un método efectivo para que los animales nocturnos como éstos se comuniquen.