Hiena manchada

  • Filo: Chordata
  • Clase: Mammalia
Si bien los miembros de la familia de las hienas y perros salvajes se parecen a los perros, en realidad están más relacionados con los felinos, civetas y jinetas, y se distinguen por tener una línea característica que se extiende desde los hombros hasta la cola. Las hienas y perros salvajes se encuentran principalmente en África (aun cuando la hiena rayada también se encuentra en regiones del sur de Asia), en hábitats de sabana, matorrales y semiáridos. Son principalmente nocturnas y cavan madrigueras que usan para proteger tanto a adultos como cachorros (excepto en el caso de la hiena manchada, en que sólo los cachorros buscan refugio en estos lugares).
 
   

 
La hiena manchada es la más grande entre estas especies; la hembra es un 10% más grande que el macho, y sus órganos sexuales externos son alargados, de modo que es difícil diferenciarlos de los del macho. En la época de celo, el orificio urogenital se ensancha, y el conducto y los tejidos circundantes se aflojan e hipertrofian, de modo que pueda darse la cópula y el parto.
 
Alcanzan una longitud de cabeza y cuerpo de 1,3 metros; la cola mite 25 cm; el peso oscila entre los 62 y 70 kg. Son muy resistentes, poseyendo un corazón muy grande, lo que les permite trotar a 10 km/h sin fatigarse. Corriendo, pueden alcanzar los 50 km/h durante más de 3 km. Son buenas nadadoras, capaces de controlar su inmersión y de caminar por el fondo de charcas mientras mantienen la respiración (apnea). Poseen una robusta constitución física, caracterizada por una potente musculatura, unos cuartos traseros mucho menos desarrollados que los delanteros, y un largo cuello terminado en una cabeza enormemente masiva. El diseño extremadamente robusto de los huesos y dientes de la mandíbula, la convierten en el carnívoro africano con el mordisco más poderoso.
 
La melena, que se extiende por el cuello y dorso de la hiena manchada, está invertida y erizada; es decir, los pelos van hacia delante y no hacia atrás, y permanecen erizados cuando está excitada. El manto es corto, de color arena a marrón grisáceo, y presenta manchas ovaladas e irregulares de color marrón oscuro que están ausentes en la cabeza, garganta y tórax y que se desvanecen con la edad. Las orejas son cortas y redondeadas. Tienen la cola tupida y garras cortas, romas y no retráctiles. Poseen 4 dedos en cada pie, tanto en las patas delanteras como en las traseras. La cola presenta un mechón de pelo largo y negro.
 
Tiene el hocico ancho y quijadas tremendamente fuertes, además de dientes especializados para triturar huesos. El olfato es uno de sus sentidos más importantes, sobre todo a la hora de reconocer a una hembra en celo o a los miembros de un mismo clan. Pero también tienen una vista y oído excelentes, especialmente adaptados para la cacería nocturna.
 
Son de hábitos principalmente nocturnos y crepusculares; salen a cazar con la caída del día y cuando llega el amanecer vuelven a sus madrigueras para protegerse del calor del sol. Suelen esconder su comida en el fango para cuando tienen hambre. Su buena memoria les permite recordar dónde la han dejado. Son animales extremadamente inteligentes, hasta el punto de que muchos expertos las consideran intelectualmente comparables a los osos e incluso a los simios.
 
El sistema social está dominado por la hembra, y se basa en clanes, los que varían de 5 o menos adultos y jóvenes en el desierto, hasta 50 o más individuos en la sabana, donde abundan las presas para esta especie. Son territoriales. El clan ocupa una madriguera comunitaria; usa letrinas también comunitarias, y defiende en conjunto su territorio, que es de 40 a 1.000 kilómetros cuadrados, delimitado por llamadas, demarcaciones odoríferas y patrullas de fronteras.
 

  
La hiena manchada emite muchos sonidos, incluso chillidos, para reagrupar la manada o ubicar a los cachorros, así como la famosa «risa» de hiena, que significa sumisión a un miembro más antiguo del clan.
 
Es un cazador poderoso; varios miembros de un clan pueden formar una manada y abatir una presa grande, como una cebra o u ñu azul adultos. Los grupos colaboran para aislar a un animal de una manada, a veces uno enfermo o endeble, y lo persiguen hasta matarlo. Los vencedores suelen luchar por el botín, ya sea entre ellos o contra otros animales poderosos, como los leones. Cuando caza sola, atrapa liebres, pájaros de tierra y peces en bajíos y pantanos; devora su alimento y es capaz de consumir hasta un tercio de su peso corporal en una sola comida. De las tres especies de hiena, la manchada es la cazadora más voraz; un grupo de éstas es capaz de ahuyentar a una leona de su presa; parece ser que la melena del león macho las intimida. También son eficientes carroñeras.
 
Todas las hienas están capacitadas para digerir partes de un cadáver que otros mamíferos no pueden procesar, como el pellejo y los huesos, por ejemplo, lo cual significa que ocupan un lugar no utilizado por ningún otro mamífero. Los restos de comida que no pueden digerir, como los ligamentos, el pelo y las pezuñas, son regurgitados en forma de bolitas.
 
La madre de la hiena manchada es la única responsable de la crianza de los cachorros; el macho no desempeña ningún papel aquí. El promedio de la camada es de dos crías (rango de 1 a 3), las que nacen después de un periodo de gestación de 100 días y son destetadas entre los 14 y los 18 meses, cuando se han desarrollado casi por completo. El cachorro dominante controla el acceso a la madre cuando amamanta, y cuando la leche escasea, puede matar a su hermana o hermano para mejorar sus propias posibilidades de supervivencia. Cuando los cachorros tienen entre 2 y 3 meses de edad, son transferidos a una madriguera comunitaria, donde todos son amamantados por cualquiera de las hembras.
 
   

 
En las zonas donde las hienas manchadas y los leones se solapan, las dos especies ocupan el mismo nicho ecológico, por lo que entran en competencia directa. En algunos casos, el grado de solapamiento de dietas puede ser tan elevado que alcanza el 68,8%. Los leones generalmente ignoran a las hienas, a menos que se encuentren en plena caza o están siendo acosados ​​por ellas. Existe una idea errónea de que las hienas roban las presas a los leones, pero lo más frecuente es que ocurra justo lo contrario: los Leones fácilmente roban las presas a las hienas. Es común entre los leones que subsistan de las presas que roban a las hienas; estos se apresuran a seguir las llamadas de alimentación de las hienas. En algunos casos, las hienas manchadas son lo suficientemente audaces para alimentarse al lado de los leones, y de vez en cuando pueden obligar a estos a abandonar su presa. Esto principalmente ocurre durante la noche, cuando las hienas son más audaces. Las hienas manchadas usualmente prevalecen contra grupos de leonas no acompañadas de machos si les superan en número a 4:1. Las dos especies pueden actuar agresivamente hacia la otra, incluso cuando no hay comida en juego. Los Leones pueden matar a las hienas o mutilarlas sin razón aparente; la depredación de león puede representar hasta el 71% de las muertes de hiena en Etosha. Las hienas manchadas se han adaptado a vivir con la presión de los leones que entran en su territorio.
 
En una África cada vez más superpoblada, las hienas y los humanos entran en contacto con frecuencia. De hecho, los Masai de Kenia y Tanzania dejan a sus muertos para que los devoren las hienas. Sin embargo, estos inteligentes y audaces animales, saquean despensas y cosechas, y se les achacan numerosas pérdidas de ganado e incluso de vidas humanas. En algunas regiones han sido objeto de intensas cacerías, ya que se les considera alimañas.