Introducción

La sabana es la zona terrestre más rica en variedad de especies animales y en número de ejemplares. Constituye, por la abundancia de hierbas altas y medianas, el paraíso de los herbívoros, entre los que se encuentra cerca de un centenar de especies de antílopes, desde el gran alce africano que llega a medir entre 2 y 3.40 m de largo, llamado propiamente el coloso de los antílopes, hasta el antílope enano, con sólo 25 mm de alzada. Los machos están provistos de cuernillos muy pequeños, rectos y dirigidos hacia la parte posterior; su pelaje es pardo-castaño en la parte de arriba y blanquecino por debajo; éste es el antílope más pequeño que se conoce. También habita en la sabana el veloz impala considerado como uno de los más bellos y elegantes antílopes de la región, el ñu de cola blanca , y el ñu azul que en realidad no tiene este color, sino un gris pizarra. Las gacelas forman parte de este panorama agrupadas en dos especies de las cuales, la más común es la Gazella granti.
Con los ejemplares anteriores conviven rinocerontes de varias especies, aunque el más conocido es Diceros bicornis, provisto de dos cuernos, el anterior de éstos notoriamente más grande. Este animal es conocido con el nombre vulgar de rinoceronte negro y llega a medir hasta 3.75 m de longitud y pesa alrededor de 1.8 ton. Existen jabalíes que, como ya se mencionó antes, se internan frecuentemente en la selva. Los búfalos de sabana son de pelaje negro, con grandes cuernos y conocidos vulgarmente como búfalo café.
Merecen mención especial las cebras Grevv o cebras reales, porque son muy numerosas y se distinguen por su elegante pelaje de fino rayado, con numerosas bandas. Las jirafas muestran su tamaño notable y su cuello extremadamente largo. Estos animales tímidos, pacíficos e inofensivos se desplazan en grupos formados por 10 o 20 individuos, bajo la guía de un macho adulto. Su velocidad se ha calculado en alrededor de 47 km/h, evitan internarse en la selva o llegar a la pradera de vegetación herbácea; su lugar preferido es el de los matorrales de acacia. Cuando necesitan alimentarse de plantas de corto tamaño abren sus patas delanteras e inclinan el cuello; de esta manera pueden llegar a su objetivo. La gestación de sus crías dura de 420 a 450 días y dan a luz regularmente un solo hijo.
Los elefantes son también comunes en la sabana, así como conejos y ratas que se alimentan de las hierbas que los grandes ungulados pisotean y quiebran.
A su vez, todos los herbívoros anteriores sirven de alimento a predatores como el león, el chacal, y las hienas, rayada o parda. Una vez que los anteriores animales han satisfecho su apetito llegan los carroñeros, como los buitres y cuervos y más tarde las moscas, escarabajos y otros insectos.
Además de los buitres y cuervos que mencionamos antes, existen numerosas especies de aves. Una de las más notables es el avestruz, la más grande de las aves vivientes: 1.80 a 2.25 m de altura. Actualmente es criada en grandes granjas donde se explota su valioso plumaje.
En los ríos y lagos conviven peces, cocodrilos e hipopótamos, y en toda la región abundan los insectos. Entre los más peligrosos se encuentran los mosquitos que transmiten el paludismo y la fiebre amarilla, y la mosca tsetsé que, además de provocar gran mortandad en el ganado, trasmite al hombre el parásito Trypanosoma gambiense, que produce la peligrosa enfermedad conocida como "enfermedad del sueño".
Son frecuentes los termiteros que en ocasiones alcanzan alturas mayores que las de un hombre de estatura media.
Cuando un ser humano adquiere el mal del sueño cae en un profundo embotamiento; padece fiebre elevada y se consume lentamente pudiendo llegar a morir. La enfermedad es menos grave entre los nativos de África y la India, lugares en que abunda la mosca, que entre los oriundos de otros continentes.