- Filo: Chordata.
- Clase: Mammalia, Perissodactyla.
Los équidos, esto es, caballos, asnos (incluido el onagro y el hemiono) y cebras, tienen la cabeza y cuello largos, además de extremidades largas y delgadas. Poseen gran vigor y pueden correr velozmente: el équido salvaje más rápido, el onagro, puede alcanzar los 70 km/h durante cortas distancias.
Estos animales se caracterizan por tener el pecho corpulento, crines sobre el pescuezo, una cola de penacho o larga con pelos, una pezuña sólida en cada pata, áreas de piel dura (denominadas «callosidades»), engrosada en la parte interior de las patas delanteras sobre la rodilla, y orificios nasales y labios móviles.
Los ojos, que exhiben pupilas oblongas, están ubicados a ambos lados de la cabeza, lo que les proporciona un amplio campo visual (les ayuda a detectar a los depredadores). Su visión es excelente, tanto de día como de noche. Las orejas son largas y se pueden torcer para localizar el origen de los sonidos, sin tener que mover el cuerpo. También gozan de un agudo sentido de la audición.
La cebra de Grévy es la más grande, y a la vez, el équido salvaje de mayor tamaño. Su longitud varía entre los 2,5 y 3 metros; la cola mide 38-60 cm, y alcanzan un peso de 350-450 kg. También llamada cebra real, es, sin duda, la más hermosa entre todas ellas por la armonía de su cuerpo y la gracia de su porte.
Se encuentra exclusivamente en Kenia y el sur de Etiopía, desde el río Tana hacia el norte, y hacia el noroeste hasta la orilla este del lago Turkana, existiendo hoy únicamente varios miles de ejemplares. Ocupa el nicho ecológico intermedio entre la cebra común, más dependiente del agua, y el asno salvaje africano, más adaptado al desierto. Habita las llanuras secas abiertas y la sabana arbustiva árida.
Poseen un manto cubierto de pelaje tupido, con llamativas rayas angostas y densas, que se mantienen nítidas en todo el recorrido que hacen hacia abajo, hasta las pezuñas. Se piensa que la función de éstas es de reconocimiento social, regulación de la temperatura o para crear un efecto «deslumbrante» que confunde a los depredadores. La crin es hirsuta y la cabeza larga y estrecha, con las orejas redondeadas, y una mancha marrón en el morro separada por un área blanca. Las franjas negras de las ancas son muy numerosas y estrechas, en especial hacia la base de la cola. El color de fondo es blanco crema, y las rayas se interrumpen en el vientre, que es blanco. Lucen una raya dorsal ancha desde la mitad del lomo hasta la cola, que está separada de las rayas verticales por una zona blanca. Las patas están completamente estriadas con rayas transversales. Las orejas son grandes y redondeadas.
Comen principalmente pasto (tienen una gran variedad de dientes de alta resistencia para cortarlo), aunque también se alimentan de vegetación del desierto y pueden ramonear corteza, hojas, brotes y frutas. A diferencia del ganado vacuno, por ejemplo, éstos no rumian, pero en cambio, emplean un sistema de fermentación postgástrica. Esto les permite consumir grandes cantidades de alimento, el cual pasa rápidamente a través del tracto digestivo. La calidad es, por lo tanto, menos importante que la cantidad, lo que facilita que estos animales puedan sobrevivir en hábitats áridos.
Normalmente descansan durante las horas más calurosas del día, y forrajean por la mañana, al atardecer y por la noche.
La organización social de esta especie no frecuenta las asociaciones a largo plazo. La estructura social de territorios defendidos por machos sin relación estable entre los animales individuales, difiere de la estructura del harén con las unidades familiares típicas de las otras cebras. En la estación de cría, los sementales no tienen harenes, en cambio, se vuelven extremadamente territoriales.
Los sementales en reproducción ocupan territorios enormes, de hasta 10 km, los cuales demarcan con pilas de excremento. El semental se aparea con las hembras que pastan en su territorio. Las hembras con sus potros deambulan libremente, quizás reuniéndose en pequeñas manadas dispersas para pastar, pero sin lazos de largo plazo en el grupo. Al contrario que en la cebra común, el aseo recíproco es casi inexistente. Se asocia a cebras comunes, formando manadas mixtas en las que predominan las Grévy. Sin embargo, ambas especies no hibridan en libertad.
Se comunican entre sí relinchando. Para evaluar la condición sexual de las hembras, el macho olfatea la orina de ésta. Para analizar en detalle el olor, levantan el labio superior para dirigir el aire inhalado al órgano de Jacobson, una cavidad especial ubicada dentro del paladar. A este comportamiento se le denomina conducta de «Flehmen».
Esta especie es menos dependiente del agua que la cebra común; suele beber diariamente si hay agua disponible, pero si es necesario, soporta dos o tres días sin líquido. Durante la sequía prolongada, puede cavar en los cauces secos en busca de agua subterránea.
El depredador más importante de la cebra de Grevy es el león, que ataca tanto a los adultos como a los potros. Estos últimos también son amenazados por leopardos y hienas. Durante la sequía, cuando las hembras deben recorrer grandes distancias en busca de agua, a menudo dejan a los potros desatendidos. Los pequeños carecen del instinto necesario para esconderse, y se convierten entonces en presa fácil para los depredadores.
La longevidad de la cebra de Grévy es de entre 15 y 20 años. El ejemplar más viejo en el mundo zoológico, murió a la edad de 30 años.
Las yeguas comienzan a criar a partir de los 3 años. La mayoría de nacimientos tiene lugar en la estación húmeda, pero la cría se produce a lo largo de todo el año. La gestación es de 12 a 13 meses. El único potro alumbrado es capaz de erguirse sobre sus patas varios minutos después de nacer, y transcurrida una hora, comienza a trotar, aunque sus patas son tan largas que tiene que separarlas para llegar con la nariz al suelo. Dentro de las grandes manadas, las yeguas con potros jóvenes se reúnen en grupos de «guardería», a veces junto a hembras en avanzado estado de gestación y madres con potros de mayor edad.
Esta especie de cebra es la más domesticable. Aunque es más grande y fuerte que la cebra común, es más fácil de adiestrar.
La especie se encuentra en grave peligro de extinción. La caza por su piel en los años setenta podría haber contribuido a su declive, pero además, esta reducción se debe también a la pérdida de su hábitat a causa del sobrepastoreo, la competición con el ganado y por la reducción de la disponibilidad de agua, que son ahora sus principales amenazas.
En algunas áreas la caza continúa siendo su mayor amenaza, mientras que los brotes de enfermedades suponen una amenaza adicional a la ya reducida población.
La cebra de Grévy está legalmente protegida en Etiopía y Kenia, donde está prohibida su caza. En la actualidad las áreas protegidas sólo cubren una pequeña porción de su radio de acción, aunque éstas podrían ser cruciales para la preservación de algunas poblaciones. Kenia ha desarrollado una estrategia nacional de conservación para las especies, y la investigación y los esfuerzos de conservación basados en la comunidad local, están siendo desarrolladas en sendos países.