Jabalí verrugoso


  • Filo:  Chordata
  • Clase: Mammalia, Artiodactyla
           


El facóquero o facocero es un género de mamíferos artiodáctilos endémico de África, cuyas especies se caracterizan por tener cabeza grande, cuerpo en forma de barril y la presencia de verrugas en la cara.

Las dos especies Phacochoerus africanus y Phacochoerus aethiopicus habitan al sur del Sáhara. Al contrario que los demás súidos, los Phacochoerus toleran bien la aridez y las temperaturas elevadas.

Los ojos de estos animales están situados en lo alto de la cabeza y sirven para vigilar a los posibles depredadores, como el león o el leopardo. El hocico es largo, y está acompañado de dos pares de colmillos, que se usan para excavar y para defenderse. El cuerpo es grande y las patas cortas. A pesar de eso, es buen corredor. Poseen una cola razonablemente larga, que mantienen en posición erecta mientras trotan.

Un facocero adulto pesa entre 50 y 100 kg. La altura en la cruz está en torno a los 75 cm.

Como todos los cerdos, usan el barro para refrescarse y protegerse de parásitos e insectos. Viven en pequeños núcleos familiares compuestos por una hembra y sus crías. Los machos viven solos. A pesar de ser buenos cavadores, no construyen sus propias madrigueras, sino que prefieren vivir en las que son abandonadas por cerdos hormigueros u otros animales, y a las que acceden del revés, esto es, con la cabeza siempre de cara a la apertura y listos para huir en caso necesario.

El facóquero común es la especie más numerosa de las sabanas de África. Este cerdo salvaje está prácticamente desprovisto de pelo, a excepción de una larga crin y de un mechón en el extremo de la cola, que levanta como señal de aviso a sus congéneres cuando huye de algún peligro.

La cabeza es muy ancha, larga y aplanada, adornada con cuatro verrugosidades cartilaginosas que le dan un aspecto grotesco. Estas excrecencias son menores en las hembras. Los machos lucen además enormes defensas constituidas por los caninos superiores que crecen curvados hacia arriba, pudiendo superar los 20 centímetros de longitud, y que atraviesan en parte la mandíbula superior. Las orejas son pequeñas.

A pesar de que los jabalíes se ven comúnmente en pastizales abiertos y sabanas áridas y húmedas, siempre buscan refugio en la vegetación con forraje más denso.

La dieta del jabalí común es omnívora, compuesta de hierbas, raíces, bayas y otras frutas, cortezas, hongos, huevos, animales muertos, pequeños mamíferos e incluso reptiles y aves. La dieta es estacionalmente variable, dependiendo de la disponibilidad de diferentes alimentos. Las áreas con muchos bulbos, rizomas y raíces nutritivas pueden atraer a un gran número de estos jabalíes.

Son excavadores de gran alcance, utilizan tanto el hocico como los pies. Para comer, a menudo doblan las patas delanteras hacia atrás. Poseen almohadillas callosas que protegen las muñecas durante el movimiento.

Los facóqueros son corredores rápidos. Su escasa visión la compensan con un buen sentido del olfato, que utilizan para la localización de los alimentos, la detección de depredadores y el reconocimiento de otros animales.

No es un animal territorial, y diferentes grupos pueden compartir áreas de descanso, de alimentación o de baño. Durante la época de celo, tanto machos como hembras se muestran promiscuos y se aparean con diferentes individuos. En estos periodos, los machos suelen protagonizar luchas rituales para conseguir el acceso a las hembras, y en esas luchas normalmente no utilizan los afilados colmillos inferiores, que podrían causar heridas importantes, y la gran verruga situada en la región suborbital, protege los ojos de los golpes que pueden producir los colmillos superiores del rival.

La gestación es de 160-175 días, tras los cuales nacen generalmente tres lechones, que son destetados a los dos meses. Las crías permanecen junto a la madre hasta el parto siguiente. Pesan al nacer 500-700 gramos.

Su esperanza de vida es de 12-15 años, hasta 20 en cautividad.

Durante el primer año de vida, la mortalidad alcanza el 50%, causada por las temperaturas extremas, enfermedades y los predadores, a pesar de que las hembras defienden encarnizadamente a los pequeños y plantan cara incluso a los leones, a los que pueden llegar a provocar heridas graves.


 



Es perseguido por el hombre en muchas zonas de su área de distribución debido a los daños que ocasiona a los cultivos, por ser transmisor de algunas enfermedades al ganado doméstico, como la peste porcina, y servir de huésped de la mosca tse-tse, que transmite la enfermedad del sueño a los humanos.