- Filo: Chordata
- Clase: Mammalia
El serval se parece a un leopardo pequeño. Es un felino alto, de patas largas; sus patas anteriores son mucho más largas que las posteriores. Unas patas largas suelen ser sinónimo de velocidad, pero el serval no es en sí un gran corredor. Esto se debe a que en realidad, lo largo no son sus piernas, sino sus pies. Los alargados huesos metatarsianos de las palmas y plantas de los pies, añaden varios centímetros a su estatura.
La cabeza es pequeña y delgada, y en ella destacan un par de orejas muy grandes. El cuello es muy largo y la cola corta: llega sólo hasta los corvejones. El pelaje es de un color amarillo leonado, con manchas negras redondas de un tamaño que va desde el de una peca, al de una moneda grande. Presenta rayas de la misma coloración que las manchas de su cuerpo, en las patas, hombros y cuello.
A pesar de que su peso está entre los 8 y los 18 kg, el serval alcanza los 60 cm de altura en la cruz. La cabeza y el cuerpo miden entre 67 y 100 cm, y la cola entre 24 y 25 cm. Las patas y el cuello de este animal elevan su cabeza a 75 cm. sobre el suelo, lo que le permite ver y oír con claridad cuando se encuentra entre el pasto alto.
Los servales tan sólo viven en el continente africano, en praderas húmedas, malezas o cañizares. No habitan regiones boscosas, pero se las arreglan incluso para vivir cerca del hombre. Prefieren vivir en las praderas bien provistas de agua, y su distribución se limita a las proximidades de ésta, donde caza ratas y otras presas similares. Con esto ayuda a controlar las poblaciones de roedores, y también es de utilidad para los ganaderos (el serval rara vez ataca al ganado).
Se halla ampliamente extendido y suele ser bastante abundante en los países al sur del Sáhara. Antiguamente vivía también en la región del Atlas, en el norte de África, pero hace ya más de 20 años que no ha sido visto en esta zona.
Un serval a la caza, camina lentamente a través de la hierba alta, explorando el área en busca de sonidos. Este felino usa sus grandes orejas a modo de antenas parabólicas, enfocándolas hacia los crujidos que producen los roedores cuando se mueven sin ser vistos entre la vegetación. Un serval que caza, está tan pendiente de cualquier sonido, que puede detenerse durante 10 minutos o más, con los ojos cerrados, sólo para escuchar. La técnica especializada de «caza por el sonido» del serval, es tan sensible que un fuerte viento puede interferir su habilidad para localizar exactamente a la presa. A menos que estén extremadamente hambrientos, estos felinos raramente se molestan en cazar durante tiempo ventoso; descansan y esperan, posponiendo la caza hasta que el viento amaine.
Tan pronto como oye que algo se mueve entre la hierba, el serval gira su cabeza y apunta la posición exacta de donde proviene el sonido. Después de una corta y cuidadosa aproximación, el serval salta sobre su presa de manera soberbia, con las cuatro patas, a la manera de un zorro. Sus saltos alcanzan los 4 m. en forma horizontal, y más de 1 metro de altura, tras lo cual atrapa a su víctima con las zarpas delanteras. Si falla en el primer intento, seguirá a su presa mediante una rápida sucesión de saltos con las piernas rígidas, la barbilla pegada al pecho y la cola hacia arriba, dando saltos en el aire, como si se encontrara sobre un trampolín.
Los servales también dan saltos para descubrir a los animales escondidos entre la vegetación. Galopan por la hierba haciendo quiebros, saltando alto en el aire; cualquier cosa que se mueva es inmediatamente apresada. El serval confía en sus grandes orejas para localizar los ruidos producidos por sus presas potenciales.
Este gato se ha especializado en la captura de roedores; se alimenta de ratas y otros roedores de tamaño similar, pero también de pájaros, peces e insectos grandes, como saltamontes. Las ranas son la comida favorita de los individuos que habitan en terrenos pantanosos. Cazan principalmente al atardecer.
Si bien pueden trepar, sólo lo hacen ocasionalmente, cuando persiguen una presa particularmente apetecible o cuando están siendo perseguidos por perros. Habitualmente descansan y cazan en el suelo.
Los felinos no son conocidos por sus habilidades como cavadores, pero los servales pueden, y de hecho a veces lo hacen, cavar para encontrar comida. Sus orejas les proporcionan un oído tan fino, que incluso pueden localizar presas bajo tierra y, frecuentemente usan sus largos dedos, terminados en unas garras curvas y fuertes, para sacar roedores y pájaros volanderos fuera de los túneles.
Tanto si se alimenta de ranas como de ratones, las grandes orejas del serval, su aspecto poco felino y su especializada técnica de caza, hacen que consiga un mayor número de comidas por intento de caza que la media de felinos. Prácticamente uno de cada dos intentos le proporcionan una presa, convirtiéndole en uno de los cazadores felinos más eficientes.
De dos a tres cachorros (5 como máximo) nacen tras un periodo de gestación de 74 días. La madriguera suele estar oculta entre la vegetación densa o en algún escondrijo excavado por otro animal. Las madres crían solas a los pequeños y pasan la mayor parte del tiempo con ellos en la guarida, saliendo tan sólo para beber o cazar en las inmediaciones. Los jóvenes comienzan a ingerir alimento sólido hacia el mes de vida, y adquieren sus caninos definitivos a los seis meses de edad. Abandonan su territorio natal aproximadamente al cabo de un año de su nacimiento. Los jóvenes servales crecen extraordinariamente rápido, alcanzando el tamaño de su madre en aproximadamente 7 meses.
Es un animal solitario. En Kenya, las hembras mantienen territorios de, por lo menos, 9 kilómetros cuadrados de extensión, mientras que los de los machos se superponen a los de dos o más hembras. Delimitan sus territorios rociando con orina, arañando el suelo con sus patas traseras, y dejando sus excrementos en lugares prominentes. Machos y hembras cazan solos, pero no son insociables. Se han observado asociaciones de 1 o 2 días de duración; algunas de estas asociaciones con propósitos de apareamiento, pero otras son por motivos que se desconocen.
Si el éxito en el mundo natural se midiera por la habilidad de un animal para sobrevivir y reproducirse, entonces la habilidad del serval para sobrevivir en hábitats abiertos, probablemente lo convierte en un felino con enorme éxito. El serval ha sido capaz de explotar altas poblaciones de roedores en praderas abiertas y bosques, en virtud de sus especializaciones morfológicas y de comportamiento. Estas especializaciones son muy similares a las que se encuentran en la familia de los cánidos, un grupo que también preda de modo amplio sobre los pequeños roedores en hábitats abiertos. Con sus grandes orejas, cara pequeña y delgada y largas patas, el serval recuerda más a un zorro o a un lobo con melena que a un felino.
A veces los servales son perseguidos por sus pieles moteadas, pero parecen ser capaces de sobrevivir cerca de la actividad humana mejor que muchos otros felinos moteados. Los servales prosperan a base de las ratas y ratones que viven ligados a la actividad agrícola, y son bastante comunes en las áreas rurales de muchas partes del África subsahariana.
Mientras no sean cazados, estos elegantes felinos de patas largas pueden sobrevivir en hábitats alterados por el hombre y coexistir con los humanos. Ésta será la última prueba de su éxito.