Zorro orejudo u otoción


  • Filo: Chordata
  • Clase: Mammalia

as enormes orejas, largas patas y una cara pequeña con hocico puntiagudo, son las características principales del zorro orejudo, también conocido como «zorro de orejas de murciélago».
Sus dientes también son muy inusuales; son mucho más pequeños que los de un cánido común, y con hasta 8 molares extra; pueden llegar a sumar 48 piezas, más que cualquier otro mamífero no marsupial.

 

Su dieta principal consiste en insectos, especialmente termitas y escarabajos del estiércol. El 80-90% de su alimentacióm la componen las termitas. También se alimentan de hormigas, grillos, saltamontes, polillas, ciempiés, escorpiones, arañas y aves, y en raras ocasiones consumen pequeños mamíferos y reptiles. La ingesta de insectos les aporta la mayor parte de la cantidad de agua que precisan.
Los hábitos sociales y de reproducción son muy parecidos a los del zorro, esto es, viven principalmente en parejas con sus crías, y marcan su territorio (de 1 a 10 kilómetros cuadrados) con orina, heces y el olor de sus glándulas anales y de otro tipo. También pueden organizar grupos de un solo macho y múltiples hembras, pero únicamente las hembras mayores procrean.
Alcanza una longitud de 40-68 cm; la cola mide de 23 a 34 cm. El peso oscila entre los 2 y los 4,5 kg.
Existen dos núcleos de población diferenciados: uno en el este de África, desde Somalia hasta el Gran Valle del Rift y Tanzania, y el otro al sur del continente, desde el Cabo de Buena Esperanza hasta el sur de Angola. Ambas poblaciones se separaron al final de la última glaciación, cuando el clima de los actuales Mozambique y Zambia se volvió más húmedo. Así mismo, se han encontrado restos fósiles del Pleistoceno que indican una presencia primitiva en Egipto y el sur de Asia.
Debido al ambiente seco y cálido donde habita (sabanas, estepas y semidesiertos), el pelaje es corto en todo el cuerpo, salvo en la cola, donde se espesa. El extremo de ésta, al igual que la parte inferior de las patas y orejas, el morro y la cara, es de color negro. El resto del cuerpo es pardo-grisáceo, tornándose amarillento o blancuzco hacia la zona ventral, garganta y cara interna de la cola y las patas.
Sus grandes orejas le permiten localizar los pequeños invertebrados que conforman la mayor parte de su dieta. Una vez encontrados éstos, el animal excava rápidamente y comienza a comerlos sin preocuparse de sus mordiscos o picotazos, ya que su pelaje es lo suficientemente denso como para mantener a raya incluso a las voraces termitas africanas. Otras adaptaciones a la dieta insectívora son sus afilados y numerosos dientes y la peculiar estructura muscular de la mandíbula, que le permite masticar cinco veces por segundo, triturando cualquier insecto que captura antes de que pueda escapar.
La especie es predominantemente monógama, siendo frecuente ver familias formadas por una pareja con los cachorros de su última camada. No obstante, se han observado grupos polígamos. Las crías nacen tras dos meses de gestación en una madriguera subterránea, expresamente excavada por los padres, o bien modificada a partir del refugio abandonado de otro animal.
A diferencia de otros cánidos, los zorros orejudos tienen una inversión de roles; el macho asume la mayor parte de las tareas y cuidados parentales. Las camadas se componen de 1 a 6 cachorros. Más allá de la lactancia, que dura de 14 a 15 semanas, los machos se hacen cargo de la preparación, defensa, se acurrucan con ellos, acompañan y transportan a los jóvenes. Se ha comprobado que el grado de asistencia y atención del macho, guarda una correlación directa con las tasas de supervivencia de los cachorros.
Es de hábitos nocturnos, aunque suele exponerse al sol durante las primeras horas del día. Usas sus guaridas tanto para el cuidado de las crías, como para refugiarse de las temperaturas extremas y los fuertes vientos.

  
Para escapar de los depredadores, el zorro orejudo juega con la ventaja de su velocidad y una increíble capacidad de esquivar. Tienden a permanecer cerca de las manadas de cebras, búfalos y otros mamíferos grandes que atraen a los insectos, escuchando atentamente con sus largas orejas.
El zorro orejudo no se considera una especie amenazada, aunque puede estar ausente en algunas zonas donde ha sido cazado por su piel a gran escala. La piel es especialmente demandada en las principales ciudades de Botswana.